The prophecy about Emmanuel
From the North (Syria and Israel) was coming an attack to force the Southern kingdom of Judah into an anti-Assyrian coalition. Isaiah was urging Ahaz, king of Judah, to resist politically and spiritually to the Assyrians, in opposition to his advisors, who have been asking to give in. The Lord has been speaking to Ahaz through Isaiah, as we hear in this Sunday’s first reading:
«…The Lord spoke to Ahaz: Ask for a sign from the Lord, your God; let it be deep as the nether world, or high as the sky!...»
This need not mean something miraculous, but it should be something which will convince Ahaz that it is from God.
«…the virgin shall be with child, and bear a son…»
The Hebrew term used is not the technical term for virgin but may also be translated as “young woman”; a woman of marriageable age, whether a virgin or not.
The oracles of prophets were usually fulfilled within the lifetime of the hearer, otherwise the prophet would have no credibility within his community.
Isaiah spoke this oracle before a royal court that was fearful lest the Davidic dynasty be overthrown. This would be a catastrophe: The great dynastic promise made to David’s house couldn’t be fulfilled. Judah had their hopes for the welfare of God’s people based on the royal successor to David’s house.
«…and shall name him Immanuel…»
The solemnity with which Isaiah proclaimed his oracle and the name Emmanuel (God is with us) brought credibility to Isaiah’s words.
Although Isaiah not necessarily foresaw the fulfillment of this prophecy in Christ (maybe he did, but we don’t know), Matthew and the Church, looking backward through the lens of the resurrection, have seen in the birth of Christ from the Blessed Virgin Mother the perfect fulfillment of this prophecy.
La profecía sobre Emmanuel
Desde el norte (Siria e Israel) venía un ataque para forzar al reino sureño de Judá a formar una coalición anti-asiria. Isaías estaba instando a Ajaz, rey de Judá, a resistir política y espiritualmente a los asirios, en oposición a sus asesores, quienes estaban pidiéndole al rey que cediera. El Señor ha estado hablando con Acaz a través de Isaías, como escuchamos en la primera lectura de este domingo. :
«... el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”.... »
Esto no necesariamente significa algo milagroso, pero debe ser algo que convenza a Ajaz que es de Dios.
«... la virgen concebirá y dará a luz un hijo...»
El término hebreo utilizado no es el término técnico para virgen, sino que también puede traducirse como "mujer joven"; una mujer en edad de casarse, virgen o no.
Los oráculos de los profetas generalmente se cumplieron durante la vida del oyente, de lo contrario los profetas no habrían tenido credibilidad dentro de su comunidad.
Isaías habló este oráculo ante una corte real que temía que la dinastía davídica fuera derrocada. Esto sería una catástrofe: la gran promesa dinástica hecha a la casa de David no se cumpliría. Judá tenía sus esperanzas para el bienestar del pueblo de Dios basadas en el sucesor real de la casa de David.
«... y le pondrán el nombre de Emmanuel...»
La solemnidad con la que Isaías proclamó su oráculo y el nombre de Emmanuel (Dios con nosotros) le dieron credibilidad a sus palabras.
Aunque Isaías no necesariamente previó el cumplimiento de esta profecía en Cristo (tal vez lo hizo, pero no lo sabemos), Mateo y la Iglesia, mirando hacia atrás a través del lente de la resurrección, han visto en el nacimiento de Cristo de la Santísima Virgen Madre, el perfecto cumplimiento de esta profecía.